Es bien sabido que vivimos en una sociedad cruel con los cuerpos redondeados. Las mujeres cada vez quieren estar más delgadas, asemejarse a sus modelos preferidas o simplemente seguir el canon de belleza para gustar a los demás. Muchos pensarán que esto es culpa de la publicidad, y tan sólo de la publicidad, sin embargo, yo tengo otra visión.
Obviamente tenemos que querernos por cómo somos, y tanto la publicidad como la sociedad nos inducen a un canon de belleza casi enfermizo. Sin embargo, he de decir, en mi opinión, que la culpa no es de esta misma, sino de la gente. La publicidad se autorregula, porque así es el capitalismo, y si existen esos carteles, anuncios o imágenes, es porque el público objetivo se va a dar por aludido y va a comprar el objeto en cuestión, que es el fin de todo anuncio.
Es decir, la publicidad sólo es la consecuencia de este machismo transparente que existe en la sociedad. Cuando cambie en la realidad, cambiará en la publicidad, y no al revés.
Sin embargo, cierto es que no vendría mal que la publicidad pusiera algo de su parte. El uso extremo del Photoshop adelgazando las modelos, perfeccionando unos cuerpos ya perfectos, convirtiéndolos en algo casi irreal y completamente inalcanzable no es beneficioso para nadie. Es por esto que estoy a favor de utilizar modelos reales en anuncios y carteles, como ha hecho Dove desde hace unos años. Si se siguiera esa técnica, se inculcarían unos valores mucho más saludables en las mujeres de las próximas generaciones.
Algunos ejemplos del uso extremo del Photoshop:
Autor: Sandra Fernández Martínez
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